Sentir mariposas en el estómago cuando vas al hospital a entregar unas moñaditas a unos nuevos papás… llamar a la puerta de la habitación… abre el papá… me mira con cara de «¿y tú quién eres?»… sonreír…

Entregarle el paquete bonito y darle la enhorabuena… que te pregunte de parte de quién viene… volver a sonreír… y decirle que lo sabrá cuando abra su cajita sorpresa…

Despedirse y sentir emoción pura y de la buena… Mirar el pasillo del hospital… que se asomen las lágrimas por el rabillo del ojo…

Que te envíen un watsapp minutos después y que la persona que te ha encargado el regalo sólo unas horas antes te confirme que a los papis de Emma les han encantado sus moñaditas…

Saber que has estado en un momento mágico…  Así da gusto trabajar, así dan gusto las prisas 😉

P.D: Vale, lo sé… la foto es muy… me hago fotos frente al espejo jeje. La hice en el ascensor del hospital 9 de octubre de Valencia (menos mal que subía sola ;), pero creo que el momento merecía la pena para poder compartir esta historia con vosotr@s