4.600 kilómetros después volvemos a casa. Han sido tres semanas fuera que hacen sentir cada vez más ganas de conocer el mundo y descubrir nuevos horizontes. La ruta en coche comenzó en Valencia y el destino más lejano era Normandía, en el norte de Francia, pero lo importante era disfrutar de camino. Huesca, Bretaña, Normandía, París, Disney, Burdeos… y antes de volver a Valencia, mi pueblito de siempre, El Collado.

Con la maleta y nuestra casita plegable (alias tienda de campaña) en el maletero comenzamos el viaje. Aventuras con la casa a cuestas, subir montañas y tocar la nieve, mojarse los pies en agua de río congelada, odiar al GPS y tener que sacar un mapa de toda la vida. Vivir sin 3G. Montar tu campamento en frente de un lago, dormir la siesta en un acantilado, ver de cerca las señales de los bombardeos de la guerra en la ladera de una playa que hoy es idílica. Tocar mariposas. Llorar de emoción. Volver a pasear por Montmartre tres años después y descubrir que aunque te había encantado, en realidad, no habías visto nada… Reír y sentir que sigo siendo una niña cuando entro en Disneyland. VIVIR LA MAGIA. Que llueva a cántaros y no importe. Reencontrarse con los amigos, disfrutar en tu pueblo de siempre. Volver a Valencia… Sentir que ha valido la pena, sentir que has vivido.

Y aquí un resumen de fotos con los lugares/momentos más destacados de la ruta

– Ruta de casi 6 horas a los ibones azules de Panticosa. Ruta todoterrreno. A medio camino el agua helada del río se convirtió en el mejor masaje 😉

– GPS, ¿por qué te vuelves loco? ¡¡Sí, sí!! Pese a las modernidades tuvimos que sacar el mapa de Francia. El desplegable, el de toda la vida (gracias Nuria por el préstamo). Tras casi una hora y media dando vueltas por caminos recónditos de pueblitos franceses, el mapa y la orientación del piloto consiguió llevarnos al destino. Son esos momentos que luego recuerdas con risas.

– El Mont Saint Michel. Ese monte que se convierte en isla con la subida de la marea. Pese a las obras, la insolación hasta llegar y las cuestas fue maravilloso llegar hasta arriba y contemplar las vistas. Es Patrimonio de la Humanidad.

– Cajitas… mi pasión y… llenas de galletas. Elegimos las moradas, las de caramelo y… estaban tan ricas… Se notaba que estaban hechas con mimo.

– Saint Malo, Dinan, Dinard, Cap Frehel… son lugares de la Bretaña francesa dignos de visitar. En Saint Malo hice un nuevo amigo. Creo que hacía mucho tiempo que una persona no me transmitía tanta felicidad como lo hizo este hombre. Cantaba en francés, yo no entendía nada, pero el ritmo, su sonrisa y su caja de música te hacían sentir happy.

– Los comercios franceses cuidan al detalle su imagen. Esta pescadería estaba en Dinan y me encantó su cartel, qué le voy a hacer…

– La tienda de campaña ha sido nuestra gran compañera de viaje. Hemos montado nuestra casita en lugares como éste. Despertar, abrir la ventana y desayunar con estas vistas… no se necesita más (acampados en Isigny sur Mer).

– En Normandía los paisajes son idílicos si miras a un lado y terroríficos si cambias la vista. La historia y las señales de que fue uno de los puntos más calientes de la Segunda Guerra Mundial. Éste es el Pointe du Hoc, el punto desde donde los alemanes vigilaban el mar y donde comenzó el desembarco de Normandía. A un lado la belleza del inmenso mar. Te das la vuelta y ves los cañones y los huecos que dejaron las bombas en el suelo.

– Mi excursión favorita en Normandía. Etretat. Acantilados con formas impensables que ven subir cada día la marea. Gracias Concha por la recomendación. Nunca olvidaré cómo respiré allí.

– Llegamos a París… Era una estancia corta a las afueras de la ciudad (aquí cambiamos la tienda por hotel). Un stop para hacer parada en Disney al día siguiente. Teníamos unas horas para disfrutar. Estuvimos hace tres años y nos encantó Montmartre. Decidimos volver allí y pasar el mayor rato que teníamos… Nos dimos cuenta de que no habíamos visto nada tres años atrás. Sólo tres calles.

– Y llegó Disney… Cuando vuelves a un sitio que has estado de pequeña y te ha encantado… la piel se te eriza. Seguro que os ha pasado. Y eso fue lo que pasó cuando llegué allí. Todo parecía estar igual, pero todo era diferente 😉 ¿Sabéis lo que es disfrutar como niños? Pues no hace falta que os cuente más 😉 Llovía a cántaros, pero eso ni siquiera importó.

– Imponente, feroz e impresionante dibujo original de la Bella y la Bestia. Una de mis pelis favoritas de Disney.

– Antes de regresar a España hicimos parada a mitad del camino. Fue en Burdeos. Vimos el atardecer y brindamos por seguir viviendo intensamente.

– Después llegó El Collado. Nuestro pueblito bueno. El lugar donde nos reencontramos con nuestros amigos, donde disfrutamos de las fiestas… donde nos gusta perdernos.

Se acabaron unas vacaciones en las que hemos recargado las pilas, hemos apartado las prisas y hemos disfrutado de la naturaleza, los amigos, las experiencias. Y lo mejor… hemos recordado que precisamente, para vivirlo todo intensamente, nunca tiene que acabarse la MAGIA. Así que ahora… a seguir haciendo que cada momento sea mágico (también para vosotros).