En la vida nos mueven los sentimientos, las emociones, las sensaciones… y esta semana las he sentido intensamente en varios momentos. Con moñaditas, siento que reparto ilusiones, cariño, mimo y esta semana lo he vivido de una forma muy especial.

Hace unos días hice mi primera entrega en un hospital. Una mamá había dado a luz y la tía del pequeño Nacho quería dar a la familia una sorpresa en forma de moñadita a las pocas horas del nacimiento. Me la encargó con mucho tiempo de antelación y desde el principio me hizo una petición: «Me gustaría que se lo llevaras al hospital y que sea muy especial». Marta eligió una tela de topitos muy dulce, con su pechito a juego, y unos juguetitos de madera.

Lo tenía todo listo desde hacía varias semanas, a la espera de que llegara el momento. Y llegó el lunes 15 de octubre.

Durante el camino al hospital 9 d’octubre de Valencia sentí una pizca de inquietud y de nervios (como en toda primera vez ;). Subiendo en el ascensor, unos nenes que iban a visitar a otro bebé, al ver el paquete que llevaba entre manos, me preguntaron por lo que había dentro y para quién era. Me gustó su curiosidad mientras pensaba qué iba a decirles a los papás al entrar en la habitación.

Cuando entré a darles las moñaditas… me emocionó su cara de satisfacción, su sorpresa por recibir un regalo…

Que las moñaditas estén en momentos tan especiales e íntimos no sé… me hace sentir. Sí, esa es la palabra. Sentir que estás presente en momentos únicos, sentir la ilusión de entregar un regalo, sentir, sentir, sentir…