Las medias y los calcetines de Amelia

knitting

«Mi madre empezó a trabajar haciendo medias y calcetines de punto y los vendía a vecinos, amigos, familiares… Cada semana tenía un jornal diferente y no sabía lo que ganaría a final de mes. Sus hermanas, Lola y Amparito, iban a la fábrica y el sábado cobraban su jornal. Tenían un sueldo fijo y cada semana entregaban el mismo dinero en casa. En cambio, mi madre cada semana entregaba una cantidad y por eso mi abuela prefería que trabajara en una fábrica, porque según ella le daba una mayor estabilidad». Esta historia me la contaba el otro día mi tía Ita. Tiene 80 años y estábamos hablando del trabajo, de los nuevos modelos de negocio, de Internet, de la necesidad de gestionar de forma diferente cuando no sabes lo que vas a vender a lo largo del mes y tienes que reinvertir parte de los ingresos… La conversación nos devolvió al pasado y recordamos la historia de su madre, Amelia.

«Cuando ganaba 10 pesetas, tenía que gastarse 8 en lanas», recordaba mi tía Ita. Pues… como la vida misma, pero ahora hablando en euros. Hoy Día del Trabajador, me vuelve a la memoria esta conversación. Ayer, hoy y mañana habrá diversos tipos de negocios, evolucionarán, se desarrollarán, morirán unos y se crearán otros. Pero, aunque los años pasen… la esencia de emprender seguramente seguirá siendo la misma.

Al principio de comenzar esta aventura moñaditas y aún ahora de vez en cuando una de las cosas que más me acongoja, como creo que a casi todos los autónomos de este país, es esa inestabilidad. Pero poco a poco he ido entendiendo que hay que hacer que suceda cada día y que son muchísimas las cosas que compensan ese desequilibrio.

La mamá de mi tía acabó trabajando en una fábrica. Eran otros tiempos y emprender en los años 20 (más siendo mujer) no era tarea fácil. Quizás hoy hubiera tomado esa misma decisión… o quizás no. Sinceramente, yo creo que no… Creo que Amelia hubiera intentado vender sus calcetines y medias por Internet. Tendría su propia tienda on line (llamémosle… ameliaknitting), disfrutaría horas y horas pineando en su tablón de Pinterest y publicando sus fotos bonitas en Instagram. Y no sólo eso… también vendería lanas y trapillo, agujas de punto, bufandas, gorros y… ¡hasta haría sus tutoriales on line! Estoy convencida.

¡Feliz 1 de mayo!

Foto: vía Pinterest

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